domingo, febrero 1

Los Eslóganes Capitalistas y el miedo "trabajo-paro"

Alberto Rubio “el antidisturbio” nos envía un recopilatorio de eslóganes y consignas que los capitalistas gritan en sus violentas manifestaciones. Nos comenta que pese a ser unos 200 y saber la policía perfectamente quienes son, el daño que infringen es enorme al ser terriblemente violentos y estar muy organizados. Hoy en día con la crisis, su lucha se ha radicalizado aun más. Estos son algunos de los eslóganes esgrimidos en la batalla:

“¡Despido libre ya!”
“¡Arriba la tecnología!¡Abajo la mano de obra!”

Su justificación es que si una empresa en crisis no despide trabajadores se descapitaliza, quiebra y tiene que despedir al total de la plantilla. Sin embargo el objetivo principal es otro, incrustar un miedo “trabajo-paro” crónico en la sociedad. Por la misma razón buscan la tecnificación del trabajo. Mientras que una mayor tecnificación debería suponer ( y así lo ha sido en el pasado) un alivio de la carga de trabajo en pro de una mayor disponibilidad para el desarrollo personal y social, la tecnificación es usada por la clase empresarial para fomentar el miedo “trabajo-paro” aun más.

“Jornada laboral de 65 horas”

Mientras que la cada vez mayor tecnificación debería implicar la lógica reducción de horas laborables, la clase empresarial pretende justo lo contrario. El motivo, obsesionar a la sociedad aun más con el miedo “trabajo-paro”, el pretexto, ser competitivos.

“¡Abajo los impuestos!¡Muerte al estado de bienestar!”
“¡Abajo la inflación!¡Muerte al Banco Central!”


El estado del bienestar facilita que la vida de la gente no dependa de quienes puedan proporcionarles trabajo, con lo que peligra el miedo “paro-trabajo”. Es por ello que la clase empresarial debe eliminar las vías de financiación del estado de bienestar. El primer paso es eliminar los impuestos directos que encima recaen sobre los que más tienen. Seguidamente eliminar los indirectos, que se aplican sobre los bienes de consumo. Por último eliminar la inflación. Al eliminar los impuestos directos e indirectos, el estado tiene que financiarse generando dinero para él, con lo que si hay más dinero circulante sin variar la cantidad de bienes a consumir lo que se produce es que suban los precios, es decir, la inflación. La solución de la clase empresarial más radical, los liberales, es eliminar el Banco Central para que el estado no pueda autofinanciarse. ¿Quién controlará entonces la generación de dinero y las políticas monetarias?.

“¡Viva el ahorro, Arriba el patrón oro!”
“Muerte al dinero fiduciario, queremos un estado privatizado.”
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El dinero fiduciario es el dinero considerado solo como moneda de intercambio y sin valor intrínseco. La clase empresarial más radical, los liberales, con la excusa del ahorro defienden el patrón oro, es decir, que el dinero emitido tenga un valor intrínseco en oro no modificable. Esto significaría que el dinero es intercambiable por su valor en oro, pero también que el oro es intercambiable por su valor en dinero, con lo que la generación de dinero y las políticas monetarias no estarían ya en manos del Banco Central sino de los que poseen el oro. Con las funciones del Banco Central en manos de los que poseen el oro y eliminados los impuestos, los estados pasarían a ser sus empresas privadas.

En una recesión económica, lo primero en caer es el tejido empresarial, le sigue la bolsa y tras esta, el mercado de materias primas (por ejemplo, el petróleo); el paso siguiente, es la caída del dinero fiduciario (al declararse en bancarrota el estado que da validez a cada divisa, como en el caso de Islandia) y el último peldaño es el oro (que sube con las crisis económicas al ser no efecto sino causa de estas pues representa una fuga de divisas hacia un bien no productivo sino púramente especulativo).

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